Sabido es que los silencios hablan. Llegan a ser incluso
mucho más profundos que las palabras mismas. A veces concentran muchas más
cosas de las que se pueden explicar y ahí radica la maravillosidad de saberlos
interpretar. Claro, están abiertos a ser malinterpretados.
Que difícil que es, a su vez, comprenderlos. El espacio
entre la interpretación y la posible razón, es bastante estrecho. Hay que
tratar de no pasarse de curioso, porque claro, detrás de cada silencio hay una
persona, una realidad, que no siempre quiere ser descubierta.
Aprendí por las malas esa última parte. Me vi a mí mismo
completamente confundido, ante un silencio. El impulso de querer conocer sus
secretos, entender sus causas, me llevo demasiado lejos. Me pasé, lo rompí, no
lo deje ser.
Cuesta a veces aprender algunas cosas