viernes, 25 de noviembre de 2011

Silencios


Sabido es que los silencios hablan. Llegan a ser incluso mucho más profundos que las palabras mismas. A veces concentran muchas más cosas de las que se pueden explicar y ahí radica la maravillosidad de saberlos interpretar. Claro, están abiertos a ser malinterpretados.

Que difícil que es, a su vez, comprenderlos. El espacio entre la interpretación y la posible razón, es bastante estrecho. Hay que tratar de no pasarse de curioso, porque claro, detrás de cada silencio hay una persona, una realidad, que no siempre quiere ser descubierta.

Aprendí por las malas esa última parte. Me vi a mí mismo completamente confundido, ante un silencio. El impulso de querer conocer sus secretos, entender sus causas, me llevo demasiado lejos. Me pasé, lo rompí, no lo deje ser.

Cuesta a veces aprender algunas cosas

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Filosofía al pasar


Una vez un tipo me quiso vender un reloj. No se atrasa, decía, que no iba a llegar a ningún lado tarde. Me puse a pensar en lo rebelde que es el tiempo. A veces una mirada de un segundo dura horas, y a veces una conversación de horas dura un segundo. La gente no debería encarcelar al tiempo, le dije. Que me deje de bobadas, si quiero el reloj que lo compre, y si no, que deje de perder su tiempo, contesta. Argumento que los días son relativos, relativos a la vivencia que uno les imprime. Si demora mucho en terminar tu día, es que el tiempo te está dando más lugar a que vivas. Por el contrario si te estás sobrepasando de locuras, es hora de que te duermas. Y con eso basta. Susurra algo sobre el oficio de mama, que no le rompa las bolas, se da vuelta y conversa con otro ojeador. No me molesta, total, no soy yo el que pierde el tiempo. Arranco a caminar, y saco mi reloj pulsera. Acelero el paso, pucha, estoy llegando tarde.


viernes, 4 de noviembre de 2011

El paseante circulante



Recuerdo que había un camino, allá, por aquellos tiempos. Solo con verlo me venían ganas de viajar, de dejar todo atrás, de despegar, de sentir esa adrenalina de seguir un par de sueños tontos que tendría a esos 16 años, y ser un punto mas en el horizonte. Y se dio que salí del nido, capaz que no de la forma esperada, pero era algo. Y ese camino fue mi vida, mi guía y hasta mi compañero. Pero no era todo como parecía de afuera, el camino resulto, con el paso del tiempo, ser sinuoso, oscuro por momentos, y sobretodo solitario. Pese a todo seguí, con la frente en alto, confiado en lo que quería y en lo que pensaba de mi vida. Y terminando el maravilloso camino, me encontré volviendo por las mismas curvas, por las mismas postales, por las mismas huellas, por las que alguna vez salí.
No quiero saber si fue el peor error, o el mejor acierto de mi vida. Tanto perdí, pero tanto aprendí…