El sol del mediodía estaba pegando fuerte, en el balneario.
Entro en el almacén una mujer, joven, flaca, alta, encorvada. Tenia el pelo
como una escoba, ojeras de sueño y una extraña mirada, profunda, que
desentonaba con el resto de su imagen. No dijo nada y se dedico a mirar las
bebidas de la heladera, ante la atenta mirada del joven que atendía el
mercadito. Saco de su arapienta camisa un puñado de monedas, que contó
reiteradas veces. Busco entre los casi descocidos bolsillos del pantalón hasta
encontrar un par mas, que añadió al monton inicial. Saco una botella, bien fría. Giro para
dirigirse a la caja y se encontró que desde la caja el muchacho la miraba casi
que con cariño. Sintiéndose descubierto, se ruborizo y esbozo una sonrisa que
ella correspondió. Apoyo la botella en el mostrador y dejo todas las monedas a
su lado. El, con una mirada de complicidad, separo un par de monedas del
monton, y le sonrió otra vez
Me estas cobrando mal – le dijo, esta vez sin corresponder a
la sonrisa
No, no, asi esta bien – contesto el almacenero, insistente.
Ella se incorporo, frunció el ceño y olvidando la amabilidad
contesto tajantemente:
No, me estas cobrando mal.
Y agarrando la botella, se fue dejando a todas las monedas y a una mirada extrañada,
perdidas en silencio de la tarde calurosa
me gusta. es un micro relato extraño que parece esconder una moraleja que no se hace explícita. bien por vos!!!
ResponderEliminarestá bueno, javi. escribime un correo.
ResponderEliminarabrazo
f
Admirable capacidad para hacer de un hecho sin mayor relevancia algo entretenido.
ResponderEliminarMuy bueno Javi! Cada vez más alto el nivel del blog, un lujo!
ResponderEliminar